domingo, 24 de mayo de 2009

Peso sobre los hombros


Mi bolso debe pesar más de 5 kg por culpa de mi Neceser Kit Supervivencia (por si algún día el cielo cae sobre nuestras cabezas) y las llaves con sus respectivos llaveros.

Y no esperen que hable de algo ingenioso o cultural (puaj). Últimamente no me tomo nada en serio y me aburro más de lo normal. Ni tengo sueños divertidos.

Estoy en crisis.

jueves, 21 de mayo de 2009

Verdades como puños II

"Nada me interesa demasiado".- CS dixit.

miércoles, 20 de mayo de 2009

Verdades como puños

"Yo no tengo cara de bollera y soy más bollera que todas vosotras".- E dixit.

domingo, 17 de mayo de 2009

A Alan Moore le va el steampunk




Y a mí también.

Quiero un siglo XXI con sus defectos y con las virtudes de la época Victoriana.

¡Quiero aparatos de vapor!

jueves, 14 de mayo de 2009

Die, die my darling

Vomitaría sobre estos personajes sin pensarlo dos veces:


Patricia Franchini: paseándose por la calle con su ropa y su corte de pelo nouvelle vague, en plan americana que adora Europa, y la muy zorra traiciona a Michel. Odio a los chivatos. Qu'est-ce que c'est degueulasse?






Jacy Farrow: una adolescente guapa, que sabe que es guapa, es el Anticristo. Jacy seduce y manipula a Sonny y Duane, y aunque en Texasville se redime, no deja de ser un personaje 100% odioso.






Juno: niña resabidilla con nombre de Diosa de la Maternidad que decide ser madre, que se las da de poseer una lengua afilada y de tener conocimientos musicales sacados de la wikipedia... Humpfg! Además, esta actriz, Ellen Page, tiene una de las caras más hostiables que he visto en mi vida. Es que es verla y ya quiero pegarle.
Y Juno es posiblemente la peli más sobrevalorada (y aburrida) de los últimos cinco años.






Amélie: al principio este personaje no me caía mal. Me molestaba su pelo y su amabilidad excesiva, pero no estaba mal. Era muy happy happy, pero soportable.
El problema vino después, cuando las mujeres de a pie decidieron que querían ser Amélie, y de pronto las calles se llenaron de chicas con ese mismo corte de pelo, la ropa, y ese "buen rollismo" que dan ganas de quitarlo a balazos.






Carmody: señora ultraconservadora y ultrareligiosa, que ya quisiera Ana Botella tenerla como amiga, aprovecha la "invasión" de insectos gigantes para ofrecer sacrificios humanos y que en un momento se autoproclama líder de una secta en un supermercado. Qué placer cuando le ocurre esto.


lunes, 11 de mayo de 2009

Marry me

El aburrimiento y la enfermedad me ha elevado a un plano metafísico donde al final, después de mucho pensar, he decidido mis personajes favoritos para contraer matrimonio. Y las afortunadas candidatas son:


Alabama: porque tiene un nombre genial. Porque es fiel, le gusta Elvis y las pelis de kung fu. Además resiste a una brutal paliza por parte de un delgado Gandolfini. Y me gustan sus dientes. Y lo mejor de todo, no le importa follar en una cabina telefónica






Wanda Woodward: no había tía más sexy en los 50s. Y esa chupa..aaaauuuuh!




Jenny Schecter: el personaje más odiado por las bolleras que han seguido L Word. Tengo una teoría: la envidia. Es una Diva.
Porque Jenny es tremendamente sexy, tiene un pelazo, sus vestidos son siempre maravillosos y sí, su locura es una locura peligrosa, pero también divertida.




Penny Lane: porque no es una groupie, es una "bandera". Tiene un abrigo precioso, y un nombre real todavía mejor que su apodo: Lady Goodman. Yo me casaría con ella, y nos iríamos a Marruecos.




Randy Dean: catarsis quinceañera. La baby dyke más adorable de todos los tiempos. Toca fatal la guitarra y quiere formar un grupo.




En la próxima entrega: personajes hostiables.

martes, 5 de mayo de 2009

Tolstói lo sabía

Según la RAE, un funcionario es una persona que desempeña un empleo público.

Pero a mí me gusta más la definición de Tolstói en "La muerte de Iván Ilich":

"Iván Ilich, muerto a los cuarenta y cinco años como miembro de la Cámara Judicial, era hijo de un funcionario que había hecho en Petersburgo, en distintos ministerios y departamentos, la carrera que lleva a los hombres a una situación en que, a pesar de mostrar su completa incapacidad para ejercer unas funciones realmente útiles, atendiendo su puesto en el escalafón y sus dignidades, no pueden ser despedidos, y por eso ocupan cargos imaginarios y ficticios, por lo que gozan de unos sueldos no ficticios entre los seis mil y los ocho mil rublos, con los que viven hasta la vejez más avanzada"

Corría el año 1886 y el contradictorio León Tolstói conocía la verdadera naturaleza del funcionario.