Con esto del spam telefónico no hay quien coma tranquila, y yo como en diez minutos, pues en esos diez minutos que dedico al honorable arte de comer llaman a casa para hacerme una encuesta o venderme algo.
Yo, chica lista, he comprobado que sólo te dejan en paz si dices que eres la canguro o la chica de la limpieza.
Mi madre va más allá. Una vez quiso escaquearse con la siguiente frase: "ahora mismo no puedo hablar, le estoy dando el pecho a mi hijo".
Lo de amamantar todavía no lo he probado, aunque ya caerá...
La llamada de hoy.. en fin... no sé ni cómo definirla.
Tengo que aclarar que yo además de mentir bellacamente sobre mi condición de "chica de la limpieza", aderezo la conversación con un acento sudamericano o del este de Europa. Decir "acento" es demasiado benévolo...yo no sé imitar ningún acento. Lo hago fatal.
Bueno, así que allí estaba yo, haciéndome pasar por la canguro que además resultaba ser rusa, cuando el mozo que intentaba venderme un seguro de coche ha manifestado su interés por las chicas del este, porque según él "las del este tienen un polvazo".
Y me ha preguntado si yo "tengo un buen polvo" y si me gustan los españoles.
Una, que es muy tímida, ha colgado el teléfono muy despacio con cara de horror.
He terminado de comer mientras me preguntaba si hacen tests psicotécnicos a los que contratan para tales fines. Si se los hacen a los gorilas de las discotecas, a estos personajes también no?
De todas formas, me está muy bien, por gilipollas.